lunes, 20 de abril de 2009

Tributo a Fanon y Sartre

Consideremos el mundo tal como era visto a mediados del s. XX. Indudablemente teníamos un centro, representado por los Estados Unidos, Japón y Europa; una “zona intermedia” protagonizada por los soviéticos y su satélites; y finalmente la zona subdesarrolada. Los suburbios de la civilización, maltratados en consideración, ignorados en lo referente a sus culturas pensantes y artísticas, pura invisibilidad occidental. Poco sorprendente era que en los sesenta se revolucionasen, intelectualmente hablando, individuos conformantes de esas zonas apartadas, respaldados por teóricos consagrados (y emergentes) de los países europeos y americanos. Quizás los más célebres sean Sartre, quien se avanzó ya en los cincuenta, y Edward Said. También me gustaría mencionar a Derrida, quizás el más grande de ellos, también preocupado por el contexto político. Por supuesto, Derrida era un pied noir, un algeriense, quien observó una realidad muy imminente. Y aparte, como ciudadano francés, sufrió el inevitable centralismo de la capital parisina; por eso constantemente examinó la relación filosófica entre el centro y el márgen; no sólo físicamente hablando, sinó en su acepción abstracta. Dice Derrida en su libro Márgenes de la Filosofía, concretamente en “Tímpano”, uno de sus textos más conocidos :

From philosophy-to separate oneself, in order to describe and decry its law, in the direction of the absolute exteriority of another place. But exteriority and alterity are concepts which by themselves have never surprised philosophical discourse. Philosophy by itself has always been concerned with them.

La alteridad. Esa idea que ha escapado a los pensadores de occidente. A sus gentes. Quería servirme de esta introducción derridiana para hablar, más particularmente, de Fanon, cuyos estudios versan sobre una similar actitud de rechazo hacia el imperialismo ya no de la razón y de la estructura, sinó de la dominación occidental. En su libro Los Condenados de la Tierra (1961), escrito precisamente en Algeria, se preocupa explícitamente de la necesaria descolonización; el prólogo de Sartre nos induce a una lectura muy concreta basada en el uso de la violencia. Algunas de las ideas suscitadas por Fanon aparecen ya en su anterior libro Piel Negra, Máscaras Blancas (1952), del cual he leído algunas partes y que me ha resultado profundamente interesante; especialmente su lectura psicoanalítica de la incomodidad de los “otros” en occidente, es decir de los negros en el mundo de los blancos. Pero más importantemente, es toda una declaración de principios anti-racistas y anti-colonialistas, de quebramiento de estructura. Me centraré más que nada, a continuación, en los conceptos de identidad y agencia que discute Fanon en el quinto capítulo del libro – principalmente porque habla de nuestro otro protagonista, Jean Paul Sartre.

En su ensayo de 1952, Fanon deja claro que Sartre fue para él un importante recurso. En un determinado momento aplaude Réflexions sur la question juive de Sartre, pero en otras ocasiones lo critica sin demasiados embudos. Una de sus objecciones trata sobre el “Orfeo Negro” de Sartre; declama que ahí el autor francés había tratado de localizar la negritud en una dialécica cuyo fin eventual era una societad sin raza y sin clase. Fanon denuncia que cuando Sartre pedía al negro que renunciase su raza, había inducido a la destrucción del entusiasmo negro. Y no lo discute precisamente, sinó que se queja porque no necesitaba saberlo (PN, 135). Y eso es importante porque el mismo Fanon parece estar advocando una societad sin raza al final de Piel Negra, Máscaras Blancas, aunque no de la misma forma como la propone Sartre. Inducido por el existencialista, Fanon pasa a divagar sobre la destrucción del entusiasmo, la cual no le parece tan terrible. Pero queda claro que Fanon estaba preocupado en mostrar que Sartre, al localizar la negritud dentro de una dialéctica, había intentado prestar la absoluta densidad de la conciencia negra relativa al rol histórico que se les había asignado (PN, 133). Aunque todo esto era para olvidar que una conciencia comitida a la experiencia no conoce, no debe conocer, las esencias y determinaciones de su ser. Por lo tanto, se trataba de olvidar la experiencia negra del cuerpo en toda su densidad; los negros no pueden pasar, a diferencia de los judíos. No tengo ni idea de si Sartre respondío alguna vez a estas palabras que le dedicó Fanon.

En Piel Negra, Máscaras Blancas, Fanon rechaza toda reparación de la esclavitud, pero en Los Condenados de la Tierra da soporte a la reparación de las gentes colonizadas. En el primer libro, Fanon afirma que no tiene ni el derecho ni el deber de pedir la domesticación de sus antecesores, pero que como hombre de color, hasta el punto en que le es posible existir absolutamente, no tienen el derecho a encerrarse a sí mismo en un mundo de reparaciones retroactivas (PN, 230). El término “existir absolutamente” despista notablemente. Claramente se está desmarcando de otro sector de individuos; quizás distinge entre aquellos que, localizando el movimiento de la negritud en una dialéctica, conceden a los negros una existencia relativa y aquellos que viven la conciencia negra como densidad absoluta. Todo se reduce a cuestiones puramente identitarias, creo yo: quienes se sienten negros. Entonces, si eso podemos interpretar, nos sería en nombre de la inexistencia de razas que Fanon se abstiene de reparaciones, pero como hombre de color existiendo absolutamente, ya que cree que eso sería encerrarse en una retrosprección. - algo de conservadurismo enlatado, el cual rechaza. Esto me lleva a suponer que Fanon considera la temporalidad como principalmente futura. Por ejemplo, en Piel Negra, Máscaras Blancas dice textualmente que “el problema previsto aquí se sitúa en la temporalidad” (PN, 226). También Los Condenados de la Tierra, prólogo de Sartre incluído, parece dirigirse a la abertura del futuro.

Otro tema que merece ser considerado es el de la violencia. Me sorprende la agitación y dinamismo agresivo de Sartre en las palabras que introducen el libro; pareciera que tiene intención de lanzarse a pilotar un tanque. La violencia es un tema peliagudo; especialmente si se no se justifica dentro del cuadro de la instrumentalidad, es decir, dentro de los márgenes de resultados o consecuencias. La diferencia entre la violencia intrínseca e instrumental no es únicamente inestable, sinó también difícil de marcar, como se refieren diversos problemas asociados con la idea de “actuar bajo descripción”. Depende del ángulo que uno decida, el mismo acto de violencia puede ser considerado desde las dos perspectivas. En efecto, acaso no pretende la llamada de Fanon a los alegados y positivos efectos psicológicos de la violencia (como parte de su justifiación) subvertir la distinción? Eso me recuerda a los estudios de Hannah Arendt, y su sentido de la práctica de la violencia. Es posible que para la formación de una nueva humanidad sea necesaria violencia instrumental, pero esto debe separarse del sentido en que la violencia intrínseca pueda ser necesaria y valuosa. Al no haber leído más de Fanon, no puedo determinar su relación exacta con la violencia; pero por lo visto en estos dos textos, me parece que en efecto Fanon considera la violencia como un valor intrínseco en la lucha anti-colonial para la libertad.

En fin, parece que el debate aun está presente en la actualidad. Me gustaría cerrar este comentario con un poema de Aimé Césaire que he encontrado por la red y que me parece bastante significativo; trata precisamente del concepto identitario del que hablan Fanon y Sartre – precisamente por ello he abierto el texto con sus dos primeros versos.

ma négritude n'est pas une pierre, sa surdité
ruée contre la clameur du jour
ma négritude n'est pas une taie d'eau morte ruée contre la clameur du jour
ma négritude n'est pas une taie d'eau morte
sur l'œil mort de la terre
ma négritude n'est ni une tour ni une cathédrale
elle plonge dans la chair rouge du sol
elle plonge dans la chair ardente du ciel
elle troue l'accablement opaque de sa droite patience.
(extraída de Cahier d'un retour au pays natal)

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