jueves, 19 de marzo de 2009

Noir de Monde

Falleció el pasado sábado (14 de marzo) uno de los más importantes estandartes de la chanson française, Alain Bashung, justo cuando se encontraba en la cima de la montaña. Desde finales de los setenta ha sido un habitual en tiendas de discos, consiguiendo que diversos de sus álbumes, especialmente los más recientes, llegasen al número uno de las listas de ventas en Francia. Su lucha contra el cáncer le forzó a cancelar fechas de sus últimas giras, pero siguió al pie del cañón hasta el final, intentando permanecer sobre el escenario incluso en los momentos más duros (las candilejas como energía vital) - y su último álbum Bleu pétrole resulta ser una despedida más que digna. Unos dias antes de su fallecimiento había recibido tres preimos Victories y una standing ovation que le emocionó profundamente; el uno de enero de este mismo año recibió una de las condecoraciones más prestigiosas, fue investido chévalier (caballero) de la Légion d'Honneur.

Aunque tradicionalmente encuadrado dentro de los confines de la chanson-pop, ciertamente la obra de Bashung excede a esa clasificación (flirteando con el rock y la electrónica), especialmente sus últimos trabajos, más experimentales y más alejados de la comercialidad de sus primeros hits. Me gustaría centrarme, precisamente, en su álbum final y en L'imprudence, disco de 2002 que probablemente sea su magnum opus, un viaje musical considerablemente devastador. Ese disco parece indicar el interés aventurero de Bashung en el otoño de su vida. Conjura una atmósfera oscuro de calles vacías, nocturnas, trágicas; un recital de palabras pesimistas y misteriosas. Bashung como flaneur poético, su alma infestada por un spleen sombrío. Canciones deliciosamente trip-hop - como "Tel", que abre el disco, o "Faites monter", que mezcla electrónica con instrumentos tradicionales y letras intrigantes ("faites monter l'arsenic, faites monter le mercure"). No obstante, no sacrifica la melodía en favor del ambiente, como puede suceder en este tipo de música, de campos de emoción efímeros. Frecuentes son los violines balsámicos, la harmónica solitaria, momentos de belleza suspendida ("Je me dore"), de evocación onírica ("L'irréel") y de ruido cargante ("La ficelle"). Scott Walker probablemente debe de estar orgulloso. Contemplando el éxito personal y general de L'imprudence, resulta enternecedor observar como en su ofrecimiento último, Bleu pétrole, Bashung vuelve a sus raíces folk. Aunque los elementos electrónicos siguen presentes en algunas de las piezas, predomina el country/pop y el blues minimalista - abandonadas las construcciones ambientales abrasivas. La voz del músico permanece claramente marcada por la edad y el cáncer, muy machacada (no memorable como la de Chet Baker o Nougaro, entre otros), especialmente dudosa en su versión de "Suzanne" de Cohen. Pero como testimonio de una carrera, es significativamente entrañable.

En síntesis, que viva Brel, y que viva Bashung... j'amais d'autre que toi.


1 comentario:

  1. Sa veritat és que m'emprenya no entendre el que diu perquè sona francament molt bé (m'estranya, per cert, vols dir que no és massa normal per a tu...) Molt interessant, segur que a n'Abel li molarà.

    Salut!

    ResponderEliminar